Los libros son para leerlos, no para atesorarlos y que críen polvo. La gente que más los guarda y recuenta no es la que más apego tiene a lo que dicen [...] Lo que tienes que hacer tuyo y entretejer con tu vida es lo que dicen. Cuando vale la pena, claro. Se llega a crear una simbiosis entre lo que has leído y lo que vas viviendo y pensando que, a veces, da miedo.

El libro luego es como la sepultura de un ser querido, le vas a poner flores, pero no sirve de nada. Su alma no está allí, revolotea por los lugares en donde dejó su semilla. O sea, dentro de nosotros.

"La Reina de las Nieves". Carmen Martín Gaite










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