Camarada mío, en la larga agonía, no llames a nadie pidiendo ayuda. Deja que me caliente las manos con tu sangre humeante. Y no llores de miedo como un niño, no estás herido, sólo estás muerto. Trae para aquí, es mejor que coja tus botas, a mi todavía me tocará ir a la lucha.

"Vida y destino". Vasili Grossman.